LA MEDIACIÓN INGLESA
Una vez realizada la Cruzada Libertadora y la declaratoria de la Independencia en agosto de 1825, en la que requerían la incorporación a las Provincias Unidas del Río de la Plata, los patriotas orientales continuaron su heroica lucha contra las fuerzas brasileñas en las batallas de Rincón, en setiembre, y la batalla de Sarandí en octubre de 1825.
Las Provincias Unidas aceptan la incorporación de la Provincia Oriental, lo que provoca la inmediata declaración de guerra de Brasil. Pero la participación inglesa llevaría a un desenlace diferente, al lograrse la independencia absoluta de la Provincia Oriental.
ANTECEDENTES: En 1823, el presidente de Estados Unidos, James Monroe, pronunció en el Congreso la famosa "Doctrina Monroe" con sus principios de la "no intervención" europea en los ex dominios españoles en América, cuyos gobiernos "han declarado y mantenido su independencia, cuya independencia hemos reconocido...".
El mensaje fue un duro golpe a la política británica en Hispanoamérica, por lo que George Canning, Ministro de la Secretaría de Estado para Asuntos Exteriores de Gran Bretaña, buscará contrarrestar los avances políticos norteamericanos y seguir promoviendo los intereses británicos en la región.
En pocos años Canning va a lograr su cometido. Se celebraron tratados comerciales con México, Colombia y las Provincias Unidas, por lo que reconocía la independencia de estos países y además en 1825 obtendría un gran triunfo diplomático al propiciar la mediación para que Portugal reconociera la independencia de Brasil proclamada en setiembre de 1822.
Pedro I de Brasil |
La mediación británica fue solicitada separadamente por ambas partes antes de estallar el conflicto armado, e incluso las Provincias Unidas habían intentado otras vías diplomáticas para resolverlo:
-Setiembre de 1823 el gobierno de Bs. As., presentó en Río de Janeiro una reclamación oficial para la devolución de la Provincia Oriental, argumentando que la Banda Oriental pertenecía a los antiguos territorios del Virreinato del Río de la Plata, y seguía dentro de las Provincias Unidas más allá de las diferencias políticas con el gobierno de Bs. As.; y que la incorporación a Portugal votada en 1821 por el Congreso Cisplatino fue una violación de las instrucciones de la Corte portuguesa en Río de Janeiro y finalmente no votada por las Cortes portuguesas de Lisboa disueltas antes de la independencia de Brasil.
La contestación del ministro brasileño de Asuntos Exteriores fue sobre la validez del Congreso Cisplatino y los juramentos al Emperador pronunciados por los pueblos de la campaña de la Provincia Oriental en octubre de 1822, a su liberación por las armas portuguesas del despotismo de Artigas, y finalmente los abultados gastos efectuados por su ocupación. Así quedaron rotas las negociaciones en febrero de 1824.
-Mayo de 1825 el Congreso General Constituyente de las Provincias Unidas envió una embajada a Bolívar para felicitarle por sus éxitos en los campos de Ayacucho en 1824, y aprovecharon para solicitar su intercesión para una acción conjunta de las repúblicas americanas para obligar a Brasil a dejar la Provincia Oriental en libertad para que dispusiera de su destino.
Bolívar reconocía que Brasil no tenía derecho a retener la Provincia Oriental, pero rehusó cooperar en caso de guerra con aquel país, por lo que también fracasaron estas gestiones.
-El último medio fue solicitar la mediación de Gran Bretaña, concretada en julio de 1825 por intermedio del ministro argentino en Londres. Canning, aún preocupado por la disputa entre Brasil y Portugal, se mostró bastante reticente a una mediación.
LA MISIÓN PONSONBY: PRIMERAS TRATATIVAS (1825-1827)
Apenas declarada la guerra a las Provincias Unidas, Brasil impuso el bloqueo naval al puerto de Buenos Aires y el comercio británico empezó a ser perjudicado, fue ahí que Canning decidió finalmente mediar para lograr la paz que restableciera el comercio británico en la región.
Lord Ponsonby |
La fórmula incluía una segunda propuesta, que "la ciudad y territorio de Montevideo fueran erigidos en un estado independiente, en situación semejante a las ciudades hanseáticas de Europa".
Tres cosas quedaron establecidas en aquellas instrucciones: 1- el mediador se limitaría a trasmitir al gobierno brasileño las dos propuestas antedichas, la primera formulada por el gobierno de las Provincias Unidas y la segunda como un "sondeo" para el caso de que aquella fuera rechazada pero sin compromiso alguno por parte de Gran Bretaña; 2- que el medidor no sugiera contrapropuesta alguna por parte de Brasil, limitándose a trasmitir a las Provincias Unidas las que aquel país formulara; 3- y que en caso de ser solicitadas por ambas partes, aceptara la garantía de Gran Bretaña solamente para asegurar al Brasil la ininterrumpida navegación del Río de la Plata. Inglaterra prefería evitar todo compromiso posible.
Advertía Canning que la dificultad de toda la cuestión era la posesión de Montevideo, no tanto para propio beneficio, pero el perjuicio que temía si el otro la tuviera.
Entre mayo y agosto de 1826 lord Ponsonby tuvo varias entrevistas con el ministro brasileño de Asuntos Exteriores, vizconde de Inhambupé, quien mantuvo la negativa a aceptar cualquiera de las propuestas.
En la última entrevista, Ponsonby volvió a sugerir la fórmula de la independencia de la Provincia Oriental. Finalmente el ministro formuló una contrapropuesta: que las Provincias Unidas reconocieran la incorporación del "Estado Cisplatino" al Brasil como provincia del Imperio, y en compensación Montevideo sería declarado puerto libre para todas las naciones, y de abrigo para los buques de las Provincias Unidas sin pagar derechos.
A fines de agosto de 1826 Ponsonby arribó a Buenos Aires, y tuvo la primera entrevista con el flamante presidente de las Provincias Unidas, Bernardino Rivadavia, quien rechaza la contrapropuesta brasileña. Allí Ponsonby dio su opinión a título personal, de que la independencia de la Provincia Oriental era la única base posible para una negociación de paz con Brasil. De ahí en más las entrevistas con Rivadavia y su Ministro de Relaciones Exteriores, Francisco Cruz, giró en torno al pedido de que Inglaterra garantizara cualquier arreglo sobre aquella base.
Lord Ponsonby eludió tal compromiso y solo adelantó la posibilidad de una garantía británica respecto de la libre navegación del Río de la Plata si era solicitada por ambas partes.
A pedido de Rivadavia, Ponsonby, siempre a título personal, redactó las bases de la contrapropuesta a presentar a Brasil: una Provincia Oriental erigida como Estado libre e independiente, y que las partes contratantes se comprometía a solicitar, juntas o separadas, que Gran Bretaña la garantía que juzgara suficiente a tal objeto.
Robert Gordon |
La fórmula de Ponsonby fue presentada a Brasil en febrero de 1827 por medio del ministro inglés en Río de Janeiro, Robert Gordon, recibiendo un rotundo rechazo.
No obstante Gordon siguió insistiendo y le comunicó a Ponsonby que el emperador se hallaba más dispuesto a admitir la independencia si no implicaba desconocimiento de su actual derecho a gobernarla.
Por ello que se resolvió enviar un emisario a la corte de Río de Janeiro, el resiente designado Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario ante Gran Bretaña, Don Manuel J. García.
La "misión García" fue un gravísimo traspié para la diplomacia de las Provincias Unidas, y trajo una enrome crisis política. Cuando García llega a Río de Janeiro, en mayo de 1927, el emperador Pedro había cambiado nuevamente de opinión y muy afectado por la derrota en Ituzaingó (20 de febrero de 1827) juró por su honor ante el Senado brasileño continuar la guerra hasta que la Provincia Cisplatina estuviera libre de invasores.
Gordon convenció a García de que se entrevistara con el ministro Queluz y luego de tres entrevistas ocurrió algo insólito, García terminó suscribiendo una convención preliminar, por la cual dejaba a la provincia de Montevideo, llamada Cisplatina, en poder del Brasil, renunciando a todos los derechos que las Provincias Unidas podrían pretender sobre ella.
La "Convención García" fue unánimemente rechazada por el gobierno, ejército, pueblo y prensa, como lesiva del honor nacional, provocando además la renuncia del presidente Rivadavia (27 de junio 1817).
Manuel García justificó más tarde la violación de las instrucciones recibidas, diciendo que el presidente Rivadavia y sus ministros le habían expresado que la paz era el único punto de partida de todo, y si la guerra continuaba la anarquía era inevitable y habría que resignarse al vandalaje.
El rechazo de la Convención García pareció liquidar definitivamente la mediación británica de Ponsonby comenzada hacía poco más de un año.
LA "BASE ÚNICA" DE LA INDEPENDENCIA:
Meses después del fracaso de la "Convención García", acontecimientos políticos en las Provincias Unidas, hicieron resurgir la negociación.
Rivadavia había iniciado una política netamente unitaria que contrariaba a la mayoría de las provincias y a los sentimientos federales de Lavalleja y otros jefes de la "Cruzada Libertadora", todos ellos antiguos oficiales de Artigas imbuidos de un fuerte sentido autonomista.
Diversas medidas políticas, administrativas y militares de típico corte unitario fueron adoptadas para la Provincia Oriental entre 1826 y 1827, como el desplazamiento de Lavalleja por el general Alvear en el mando supremo del "Ejército Republicano" argentino-oriental en la campaña militar contra el Imperio brasileño; la designación de numerosos "porteños" unitarios para cargos oficiales y administrativos; la sustitución de Lavalleja por Joaquín Suárez en el cargo de Gobernador, dispuesta por la Sala de Representantes orientales donde predominaban los elementos unitarios; y finalmente la aprobación por la misma Sala de Representantes de la Constitución unitaria de 1826, rechazada por la casi totalidad de las restantes provincias rioplatenses.
Todas estas medidas provocaron el golpe de Estado del 13 de octubre de 1827 por parte de Lavalleja, quien reasumió el cargo de Gobernador de la Provincia y disolvió a su Sala de Representantes. Poco después delegaría su puesto en Luis Eduardo Pérez para continuar con las acciones militares contra Brasil.
En estas circunstancias surge entre algunos patriotas orientales una corriente de opinión en pro de la independencia absoluta de su Provincia.
El propio Ponsonby había detectado este sentimiento y lo expresa en un oficio del 2 de octubre de 1826 al ministro Canning: "es una verdad indiscutible que a los orientales les disgusta estar sometidos a Buenos Aires, casi tanto como al Brasil, y que la independencia es su más ardiente anhelo".
Por aquellos mismos años Ponsonby trabó relación amistosa en Buenos Aires con Pedro Trápani (1783-1837) patriota oriental, emigrado cuando entraron las fuerzas imperiales brasileñas a Montevideo a comienzos de 1824. Instalado en un saladero en las afueras de Buenos Aires, allí se reunieron varias veces los promotores y participantes de la Cruzada de 1825, siendo miembro de la Comisión que tuvo a su cargo la recolección de fondos y auxilios para dicha empresa.
Ponsonby reconoce la influencia decisiva de Trápani ante Lavalleja en lo que se refiere a la exigencia de la independencia absoluta de la Provincia Oriental como la "base consabida" de aquellas negociaciones.
El propio gobierno de las Provincias Unidas, receloso de la intromisión de Trápani y de su influjo ante Lavalleja, intentó impedir su salida de Buenos Aires cuando se trasladaba a la Provincia Oriental en marzo de 1828 para entrevistarse con Lavalleja en su campamento sobre el Yagurón.
LA PARTICIPACIÓN EN LAS NEGOCIACIONES
En agosto de 1827, el federal Manuel Dorrego fue designado Gobernador de la Provincia de Buenos Aires.
Ahora Ponsonby va a encontrar la reticencia del nuevo gobernador Dorrego a admitir la independencia absoluta de la Provincia Oriental, por la esperanza de una pronta derrota militar de Brasil, gracias a la colaboración de brasileños enemigos del emperador refugiados en Buenos Aires.
Ponsonby resolvió redoblar sus esfuerzos en pro de la base única de la independencia absoluta de la Provincia Oriental, para lo cual planeó con el ministro británico en Río de Janeiro, Mr. Gordon, y bajo su propia responsabilidad, una hábil maniobra diplomática para obtener el decisivo apoyo de Lavalleja.
En marzo de 1828 el agregado de la Legación británica en Río de Janeiro, Mr Frazer, fue enviado ante Lavalleja en su campamento, en Cerro Largo, sobre el Yaguarón, con las nuevas propuestas del emperador que establecían: 1º, la paz se haría sobre la base de la independencia de la Provincia Oriental; 2º, que el nuevo Estado no estuviera en libertad de unirse, por incorporación, a cualquier otro; y 3º, que las plazas fuertes de Montevideo y la Colonia serían entregadas a los orientales.
Conforme con esas bases, Ponsonby escribe a Gordon desde Buenos Aires en marzo de 1828: "He despacho para entrevistarse con Lavalleja a una persona en la que confío plenamente (por ser el mayor interés para ella el apoyar mis opiniones), para conseguir con aquel jefe las gestiones necesarias a seguir para el buen éxito de nuestro obra...Es a Lavalleja a quien deberemos la paz, en gran parte al menos."
Esa persona de confianza era Trápani, quien no pudo llegar a entrevistarse personalmente con Lavalleja por haber sido detenido en Durazno a instancias del gobierno de Buenos Aires. El emisario Frazer llegó en cambio a fines de marzo de 1828 al campamento de aquel en Cerrito.
En su informe a Gordon, de abril el 13 de 1828, dice así: "Fue en este lugar que entregó sus cartas en manos del general Lavalleja. Las leyó detenidamente, y por repetidas veces me aseguró que estas proposiciones debían satisfacer a todos los habitantes de la Banda Oriental (...) Más aún: afirmó que las proposiciones eran tales que si le hubieran sido hechas a él en el ańo 1825, las hubiera aceptado de inmediato(...)".
El 9 de marzo de 1828 Ponsonby recibía por intermedio del Ministro de Relaciones Exteriores de las Provincias Unidas, general Juan Ramón Balcarce, la nota por la cual su gobierno aceptaba las nuevas bases para la paz propuestas por el Emperador, mostrándose dispuesto a enviar un emisario autorizado para su ajuste, ya sea en Montevideo o Río de Janeiro a elección de aquel.
CAMPAÑA DE RIVERA EN LAS MISIONES
Apenas logrado este trabajoso acuerdo, se produce un hecho que pudo echar a perderlo todo: la invasión y conquista de la Misiones por Rivera (abril-mayo 1828) quien desde hacía mucho estaba en conflicto con Lavalleja y que desde mediados de 1826 estaba ausente de la Provincia Oriental, embarcado en sus propios planes contra Brasil en connivencia con caudillos federales de algunas provincias argentinas.
La acción de Rivera comprometía la suspensión de hostilidades mientras se realizaban las nuevas tratativas de paz; esto explica la resolución de Lavalleja de enviar fuerzas al mando de Oribe para impedir la invasión de aquel territorio brasileño.
Pero el triunfo de Rivera reanimó las esperanzas de Dorrego de poder negociar la paz con Brasil bajo nuevas condiciones que no fueran la independencia absoluta de la Provincia Oriental.
La decidida actitud de los plenipotenciarios bonaerenses en mantener las bases ya convenidas, el temor del emperador a nuevos contrastes militares cuando enfrentaba una creciente oposición interna, y la patriótica actitud de Rivera al acatar al gobierno de la Provincia Oriental y no retener por su cuenta a las Misiones obstaculizando las negociaciones de paz, hicieron que estas prosiguieran sin impedimento bajo las condiciones convenidas.
Tras la aceptación por ambas partes en conflicto para la independencia del territorio en disputa, solo quedaba coordinar la Convención que la hiciera posible.
Fuentes:
Historia Uruguaya 5. Alfredo Castellano
Imagen de Google
AA.VV.
Nadie explica como se llegó al acuerdo de entregar al Brasil, casi el 80% del territorio Oriental...(?)
ResponderEliminarEstá entre la firma de los documentos de la Convención Preliminar de Paz y Los 5 acuerdos con Brasil para finalizar la Guerra Grande.
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