ORIGEN DE LA PALABRA BANCARROTA
La Banca tal como la conocemos hoy en día, surgió a principios del Renacimiento, en la Italia del siglo XV, extendiéndose durante los siglos XVII y XVIII a otras ciudades europeas como Ámsterdam, Londres,
Mientras que el trabajo de banquero (banchieri) había surgido ya a principios del siglo XII (Edad Media) ya que se sentaban en bancos para negociar. En dicha época, los reyes necesitaban financiar sus grandes ejércitos para sus guerras y como el pueblo ya no podía pagar más impuestos, recurrieron a los banqueros italianos, ricos mercaderes, que a cambio de elevados préstamos conseguirían beneficios comerciales.
Un ejemplo es el rey de Inglaterra, Eduardo III, que en el siglo XIV solicitó ayuda económica para afrontar sus guerras con Francia, y otorgó a cambio el control de todo el comercio de lana en su reino a los Peruzzi, banqueros de Florencia, una de las principales familias de la ciudad durante el siglo XIV, antes del surgimiento de los Médicis.
Durante el siglo XV los prestamistas se ubicaban en lugares públicos como mercados y plazas concurridas, donde colocaban una mesa y se sentaban en un banco para iniciar sus transacciones.
Era un negocio muy poco regulado y muchos de estos banqueros se aprovechaban o arriesgaban para ganar más y más.
Cuando quebraba su negocio, especialmente en los casos en los que se detectaba mala fe o falta de honradez, las autoridades le rompían el banco donde se sentaban para que todos conocieran la situación de ese prestamista. De ahí el término “banco” “rotto”, que da paso a la palabra bancarrota.
La pena de romper el banco se mantuvo mucho tiempo, pero también podían recibir otros castigos, algunos podían ser condenados a galeras (remar en las galeras del rey) y en algunos estados franceses se los podía condenar a muerte.
No faltaban las penas humillantes, como mostrar el trasero, sentándose un una piedra, en medio de una plaza.
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