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Lord Ponsonby


Lord John Ponsonby, primer Vizconde de Ponsonby, nacido en Irlanda, alrededor de 1770, fue un diplomático y político británico. Desempeñó un papel importante en el proceso de creación de los estados de Uruguay y Bélgica. Su nombre evoca el debate sobre los orígenes del Estado uruguayo. 

Hijo de William Brabazon Ponsonby y Louisa Molesworth, fue miembro de la Cámara de los Comunes Irlandesa hasta 1800, y, tras el Acta de Unión, fue elegido representante de la ciudad de Galway ante la Cámara de los Comunes británica, donde permaneció hasta 1802. 
"Era un hombre apuesto, disipado y sin perspectivas políticas", sostiene el Oxford Dictionary of National Biography. Se reportó que casi fue linchado como aristócrata en las calles de por una muchedumbre revolucionaria en los 1790, en Paris pero fue salvado por una muchedumbre de mujeres porque era tan apuesto.
Tuvo un romance con lady Jersey, quien arregló su matrimonio con su hija de quince años, Elizabeth Frances Villiers, el 13 de enero de 1803. No tuvieron hijos. Poco después de su matrimonio, lord Ponsonby tuvo un romance con Harriette Wilson, que hizo público.

Comenzó una carrera diplomática en 1806 tas la muerte de su padre, heredando el título de Barón Ponsonby de Imokilly. Después de una misión menor en las Islas Jónicas, en 1825 fue enviado por George Canning, desde 1822 era Ministro de Asuntos Exteriores de Inglaterra, en una misión especial a América del Sur; esta decisión fue probablemente influenciada por la voluntad de Jorge IV, celoso de la muy cercana amistad que Ponsonby tenía con lady Conyngham, la amante del rey, por lo que este decidió que América sería un destino adecuadamente lejano para su potencial rival. 
Además en estas tierras, Ponsonby había heredado los negocios en la ensenada de Barragán de su tío, el diplomático Robert Ponsonby, quien se había asociado a Pedro Trápani, amigo y consejero de Juan Antonio Lavalleja.

En diciembre de 1824 el parlamento inglés había reconocido a las Provincias Unidas del Río de la Plata, firmando un acuerdo comercial. Cuando la provincia Cisplatina se sublevó contra su aliado imperio de Brasil, Canning se puso en campaña para arreglar las cosas y ahí se le encargó a Ponsonby la tarea. 
Cuando Ponsonby desembarcó en Buenos Aires, el 16 de septiembre de 1826, Woodbine Parish, el cónsul británico se quejó: "cualquiera fueren sus talentos, un alto aristócrata está un poco calificado para tratar a los bajísimos demócratas con quien con quienes debemos alternar aquí". 
Parecía un buen diagnóstico; Ponsonby si sola estaba practicando la peor altivez. Cuando Bernardino Rivadavia, "presidente de las Provincias Unidas del Río de la Plata", lo recibió con toda pompa y quiso ofrecerle una cena de gala, le comunico que no pensaba comer en público ni en privado con alguien que hablaba tanto.
En su correspondencia de esos días pueden leerse textos como este: "nunca vieron mis ojos país más odioso que Buenos Aires (…) Realmente tiemblo cuando pienso que debo pasar algún tiempo aquí… Esta tierra de polvo y pútrida osamentas, sin caballos, sin caminos, sin casas confortables… Sin libros, sin teatro, que pueda llamarse así… Nada bueno, fuera de la carne (…) Y la jactancia republicana en todo vigor. Intolerable sitio. (…) Me colgaría de un vez de un árbol si esta tierra miserable tuviese árboles apropiados."

Sin embargo, Ponsonby se mostró extraordinariamente apto para la labor. Su objetivo era lograr la paz, mantener las alianzas y favorecer el comercio sin involucrar militarmente a Inglaterra. Paraíso identificó con lucidez a cada uno de los actores, su personalidad y sus intereses, y logró una comprensión rica y compleja de ellos. 
También vio la potencialidad de la Banda Oriental para asumir su propio destino: el mejor puerto del Plata, suelo fértil, el mejor clima de la región. "Muchos de los habitantes (…) Son tan cultos como cualquier persona de Buenos Aires y muy capaz de constituir un gobierno independiente, probablemente (…) bien administrados." 
El papel de la diplomacia inglesa, y Ponsonby en particular, logrando la paz sin comprometer al rey inglés, se vio reflejada en la Convención Preliminar de Paz y la creación de un nuevo estado, que a todas luces parecería ser un lugar de dominio británico.

Ponsonby regresa a Londres y pronto tendría un nuevo destino, continuando su brillante carrera diplomática que lo llevaría a participar también en la independencia de Bélgica.
El congreso de Viena, que estaba reorganizando Europa, reunificó después de tres siglos Holanda y Bélgica para lograr una potencia fuerte en medio de Prusia y Francia. Sin embargo, Guillermo I, incapaz, si eso fuera posible, de cerrar heridas seculares, no se comportaba como monarca del "Reino Unido de los Países Bajos" sino como rey holandés y ocupante de Bélgica. 

El 25 de agosto de 1830, en el teatro de la Monnaie de Bruselas, se presentaba en la ópera: La Muette de Portici. Cuando el tenor cantaba el "amor sagrado de la patria/dadnos la audacia y el orgullo", el público salió del teatro al grito de " ¡Viva la libertad! ". 
El 1 de diciembre llegó Lord Ponsonby con la recurrente misión de lograr la paz y mantener el equilibrio europeo sin involucrar militarmente a Inglaterra. Otra vez puso en juego su mirada autónoma y de largo plazo, notable conocimiento de los hombres, energía y capacidad para adecuar sus apuestas a la marcha de los acontecimientos. 
Primero apoyó a los orangistas, partidarios de los holandeses, para evitar que los belgas se unieran a Francia. Pero un día, mientras caminaba por Bruselas, vio una pelea entre niños. Uno de ellos insultó al otro: "francés piojoso", le dijo. Probablemente Japón zombie le vinieron a la memoria que es más lejanos orientales que toleraban mal a los porteños y brasileños. Al día siguiente fui a ver a Jean-Baptiste Nothomb, uno de los líderes belgas, y le dijo: "¿Siente que los belgas tiene la fuerza para convertirse en una nación libre? ¿siente capaz de responder por este país? Si es así, cuente conmigo".
"El reino de Bélgica nació en ese momento", diría con orgullo. Para imponer la alternativa del príncipe bávaro Leopoldo, Ponsonby propuso, negoció y amenazó. En el congreso se leyó una carta suya donde daba entender que, si su propuesta era rechazada, las cosas podrían ponerse tan mal que se llegaría "hasta la misma extensión de la palabra belga". 

En 1832 fue enviado a Turquía, un polvorín internacional que lo tuvo como protagonista durante nueve años.
Guizot, el político e historiador francés, realizó una interesante observación sobre el carácter de Ponsonby y, por extensión, de la diplomacia británica en general: esta no estaba integrada por 1000 funcionarios, ejecutores dóciles de las órdenes de un gobierno, sino por aristócratas con siglos de "prácticas en un gobierno constitucional". De así su independencia de criterio respecto a sus propios ministros. "Lord Ponsonby llegó a la embajada de Constantinopla diciendo: "aquí estoy porque quise, y haré lo que quiera y mire cuando me plazca"".
El último destino diplomático fue adecuado premio para el activo y eficiente aristócrata: la corte de Viena (1846 a 1850). 

Lord Ponsonby murió en Brighton, Inglaterra, el 21 de febrero de 1855.



Fuentes: 
Intrigantes, valientes y traidores. En los márgenes de la Historia Patria. Luciano Álvarez. Ed. Banda Oriental. Pag. 108 al 111.
https://kripkit.com/john-ponsonby-vizconde-ponsonby/
https://depoliticaehistoria.blogspot.com/2019/11/lord-john-ponsomby-los-ingleses-y-la.html
https://www.elobservador.com.uy/nota/los-ingleses-y-la-independencia-oriental-201767500

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