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Biblioteca de Alejandría

  LA BIBLIOTECA DE ALEJANDRÍA

La ciudad de Alejandría fue fundada cerca del delta del Nilo por el gran conquistado Alejandro Magno en el año 332 a. C. Conocida como la "novia del Mediterráneo", está a unos 220 km al noroeste de El Cairo, actual capital de Egipto. El lugar elegido fue un poblado de pescadores llamado Rakotis que se encontraba frente a una isla que los griegos llamaban Faro, donde se construyó el Faro de Alejandría a fines del siglo III a. C. 
Luego de la muerte de Alejandro Magno, sus generales lucharon y se repartieron distintas partes de su imperio, quedando Ptolomeo con el control de Egipto en el 323 a.C., gobernando la dinastía Ptolemaica hasta su última descendiente, Cleopatra.

No se sabe con certeza quién tuvo la idea de reunir y preservar todas las obras del mundo conocido. Quizás fuera un discípulo de Aristóteles, Demetrio de Falero, tras ser exiliado a Alejandría, aunque muchos creen que la idea fuera del  mismo Alejandro Magno y que Ptolomeo lo cumpliría.
El objetivo desplazar a Atenas en poder, riqueza y los saberes. Para ello, reunieron a sabios de todo el mundo en el Museo, el «templo de las Musas», un lugar cercano al mar, al palacio real y a la tumba de Alejandro, cuyos restos habían sido robados por Ptolomeo I en su viaje a Macedonia, y expuesto a su adoración. 
No se sabe exactamente la localización pero se piensa que estaba en algún lugar del nordeste de la ciudad, en el barrio de Bruquión. Tampoco se cree que la Biblioteca fuera un edificio concreto, sino que estaba dentro del Museo y del palacio de los reyes Ptolomeos, que fueron agrandando sucesivamente mientras gobernaban.
Los libros eran unos rollos de papiros colocados en estanterías clasificados, a veces por la cantidad de páginas, o el tema, a veces con un pequeño resumen de lo que contenía el rollo, o las primeras frases del libro,  para así poder encontrarlos de la manera más rápida y eficaz con un catálogo de obras que ocupaba ciento veinte rollos. 
Los encargados de la biblioteca debían, adquirir los textos, autenticarlos, redactar biografías de sus autores y completarlos con comentarios.
Para poder reunir la mayor cantidad de libros posibles, pusieron en marcha una búsqueda por todo el mundo, escribiendo cartas a los príncipes de las grandes ciudades para que se los enviaran y ordenando copiar todos los libros que se encontraban en las naves que atracaban -ya sea para quedarse o realizando una breve escala- en Alejandría. De hecho, se quedaban los originales y daban las copias a sus dueños.  Confiscaban bibliotecas privadas con el objetivo de compartirlos con todos. Fue tal su producción que se convirtieron en el mayor exportador de papiro al continente europeo, llegando a ser uno de los negocios más rentables de la antigüedad y que solo podía ofrecer Egipto.

En tiempos de Ptolomeo III el espacio de la biblioteca era insuficiente por lo que debieron construir un edificio cercano, el Serapeum (templo consagrado al dios Serapis). En el siglo I a. C. se llegaron a acumular hasta 700 000 libros, aunque las cifras cambian según autores, y es difícil de clasificar porque muchos rollos podían contener más de un texto.
Se llegaban a encontrar copias de la biblia judía, conocida como Biblia de los Setenta, en la que para su elaboración el rey Ptolomeo II Filadelfo hizo venir a la ciudad a 72 sabios judíos. Los acomodó en la isla de Faro para que tradujeran del hebreo al griego sus libros sagrados. La tradición cuenta que hicieron la traducción aislados unos de otros y al final el texto coincidió, hecho que consideraron que el trabajo fue inspirado por el mismo Dios.
Al igual que con esta biblia se copiaron textos de Zoroastro y textos védicos indios. Querían conocer y transmitir todo el saber sin exclusiones de ningún tipo.

EL FIN DE LA BIBLIOTECA
No se sabe con exactitud cómo fue su destrucción, además de que sucedió en varias etapas y por distintos motivos.
Entre los años 88 y 44 a. C., la República de Roma, estaba envuelta en guerras civiles, mientras que en Egipto la dinastía ptolemaica había caído en la degradación total hacia el año 51 a. C., el trono estaba ocupado por una reina de solo 17 años, Cleopatra VII (69-30 a. C.), apodada Filopátor ("Amiga de su padre"), hija de Ptolomeo XII (117-51 a. C) y  en guerra con su propio hermano-esposo, por el poder.

Cuando Julio César llegó a Alejandría con 4 mil hombres persiguiendo a Pompeyo, en año 48 a. C. (que ya había sido asesinado por orden de los reyes egipcios para congraciarse con Julio César), fue sitiado durante el invierno por los alejandrinos hasta que fue rescatado en marzo del año 47 a. C. por el ejército de su aliado Mitrídates I, rey del Bósforo.
Los alejandrinos iniciaron una resistencia desesperada conducidos por el general Aquilas y su ejército de veinte mil soldados. 
Atacado César por todos sus flancos, se atrincheró en el palacio de Cleopatra resuelto a combatir hasta las últimas consecuencias. La lucha contra los invasores romanos tuvo cinco etapas, pero fue durante la primera etapa quense produciría la primera destrucción de la Biblioteca de Alejandría, es decir de la llamada Biblioteca-madre. 
El escritor británico Edward Morgan Forster (1879-1970) puntualiza: «El asedio estaba triunfando en tierra pero fracasando en el mar cuando César bajó inesperadamente por los muelles del Puerto Oriental e incendió la flota alejandrina (72 naves). Las llamas se extendieron al Museion y la Biblioteca fue destruida por el fuego; ... las llamas que se extendieron de la flota surta en el Gran Puerto a los muelles y edificios portuarios destruyeron gran número de libros que se conservaban allí, ya fuese en espera de su entrega a la Biblioteca o de su exportación a ultramar».
Según los historiadores más relevantes, más de cuarenta mil rollos de la biblioteca se perdieron para siempre en el incendio causado por la táctica militar de Julio César. 

El historiador griego Plutarco (ca. 46/50-120 d. C.), autor de "Vidas Paralelas" asevera: «César, amenazado de verse interceptado por la flota, se vio obligado a rechazar el peligro mediante el fuego, que, al propagarse desde los arsenales, destruyó la gran biblioteca».
Suponiendo, como algunos investigadores, como el filólogo italiano Luciano Canfora, que la hoguera cesariana consumió parcialmente la Biblioteca, o que el fuego se limitó a los barcos y almacenes navales donde se hallaban depositados decenas de miles de rollos, esto no disculpa la responsabilidad de Julio César de haber sido el primero en empezar la destrucción de la Biblioteca de Alejandría. 

La biblioteca siguió siendo todavía muy importante durante la dominación del imperio romano en Egipto, el período de la administración colonial romana, aunque algunos historiadores contemporáneos, como  Flavio Josefo (37-100 d. C.) no hace referencia a la Biblioteca en su tiempo.

Durante los siglo I y II d. C. la intelectualidad alejandrina pudo desarrollarse y continuar sus actividades a través de sus prestigiosas instituciones. Pero sería en el siglo III d. C. cuando la crisis inevitable que comenzó a resquebrajar los cimientos del imperio.  En  el 215, Caracalla (188-217), emperador entre 211-217, un feroz asesino, mandó a reprimir una rebelión matando a miles de jóvenes en las calles de Alejandría y destruyendo parcialmente el emblemático Museo.
En el 272, luego de la ocupación de Alejandría por Zenobia, la reina de Palmira (antigua ciudad de Siria), Aureliano (ca. 214/215-275 d. C.), emperador entre 270-275, destruyó completamente el Bruchión, donde se produjo una masacre. Hacia el final de ese siglo, otra rebelión fue sofocada a sangre y fuego entre diciembre de 297 y marzo de 298 por Diocleciano (244-311), emperador entre 284-311, y muchos alejandrinos fueron brutalmente eliminados. Después de esta depredación romana, el material salvado de la Biblioteca-madre será trasladado al edificio del Serapeum, en el sur de la ciudad, e integrado a la Biblioteca-hija.

Durante el siglo IV d. C., luego de la proclamación del cristianismo como la religión oficial del imperio romano, la seguridad de los santuarios griegos comenzó a ser amenazada. Los viejos cristianos de la Tebaida, y los prosélitos, odiaban la Biblioteca porque la veían como el último reducto de las ciencias paganas. 
La situación se tornó particularmente crítica durante el reinado de Teodosio I (379-392), el emperador que hizo obligatoria la religión cristiana en el imperio romano. 
Teodosio I, por un edicto suyo, mandó a cerrar los templos paganos, y magnífica Biblioteca-Hija fue liquidada por los cristianos en el 391, fecha de la violenta destrucción e incendio del Serapeum alejandrino,; las llamas arrasaron allí la última y fabulosa biblioteca de la Antigüedad. 
Según el renombrado historiador y teólogo visigodo Paulo Orosio (ca. 383 - ca. 420), discípulo de san Agustín de Hipona (354-430 d. C.), en su Historia contra los paganos (escrita entre 416 y 417), certifica que la Biblioteca alejandrina no existía en 415 d. C.: «sus armarios vacíos de libros... fueron saqueados por hombres de nuestro tiempo».
La desaparición significó la pérdida de aproximadamente el 80% de la ciencia y la civilización greco-helenística, además de legados importantísimos de culturas asiáticas y africanas, lo cual se tradujo en el estancamiento del progreso científico durante más de cuatrocientos años, hasta que fuera reactivado durante la Edad de Oro del Islam (siglos IX-XII) por sabios de la talla de ar-Razi, al-Battani, al-Farabi, Avicena, al-Biruni, al-Haytham, Averroes y tantos otros.
Por otra parte, la otrora capital de los Ptolomeos, Alejandría, que en su momento de mayor apogeo llegó a contar con más de un millón de habitantes, cayó en mdecadencia debido 

LA ACTUAL BIBLIOTECA DE ALEJANDRÍA
Desde 1987 se proyectó construir una nueva biblioteca, la Bibliotheca Alexandrina, en colaboración con países europeos, americanos, árabes, el gobierno de Egipto y la propia Unesco. Un lugar que aspira a ser digna sucesora de la antigua Biblioteca de Alejandría. Se empezó a construir en 1995 y abrió sus puertas el 16 de octubre de 2002. Costó  230 millones de dólares Tiene una superficie de 36 770 metros cuadrados con una altura de 33 metros. Consta de once niveles, de los cuales cuatro se hallan por debajo del nivel de la calle.




Fuentes: 
https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-84712013000100002#:~:text=Resumen%3A%20Los%20%C3%A1rabes%20nunca%20pudieron,m%C3%A1s%20l%C3%BAcida%20de%20la%20Antig%C3%BCedad.
https://franciscojaviertostado.com/2016/06/27/la-biblioteca-de-alejandria-y-la-difusion-del-conocimiento/
AA.VV
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