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Alejandro Magno

Alejandro III, el Magno, o simplemente Alejandro Magno (el Grande), llamado así por los romanos pero nunca en vida; nació el 21 de julio de 356 a.C. en la ciudad de Pella, capital de Macedonia, (hoy Grecia) situado al norte de la antigua Grecia, pero que no formaba parte del mundo griego propiamente dicho, pero sí estaba muy influido por las costumbres, la cultura y la lengua griega. Murió el 10 o 13 de junio de 323 a.C. con tan solo 33 años, y sin haber nunca perdido una batalla.

Corona de Filipo II
Su padre fue el Rey Filipo II rey de Macedonia y de la princesa Olimpia, descendiente de la familia real Epirota, con quien mantendrá una relación de amor y odio.

Luego de la guerra del Peloponeso, que duró 30 años, y en la que Esparta vence a Atenas, ambas ciudades quedaron muy debilitadas, por lo que  Filipo II aprovecha esta oportunidad, avanza con su poderoso ejército y se apodera de toda Grecia.

Mientras tanto el joven Alejandro se preparaba para ser digno sucesor de su padre, por lo que en el 342 a.C, a los 14 años, el gran filósofo Aristóteles se trasladó al reino para ser preceptor del muchacho, y aunque se esforzó por transmitirle sus grandes conocimientos en los más variados campos del saber como filosofía, geografía, zoología, literatura, poesía, retórica, ciencia y medicina, Alejandro estaba más predispuesto a seguir la carrera militar que la de las letras, por lo que fue enviado a Mieza para ser entrenado por Leónidas I. En la Academia de Mieza conocerá su único gran amor, su amigo Hefestión. Alejandro Magno es recordado como bello, sabio, audaz, intrépido, afortunado, glorioso.

A los 16 años lucha contra lo Tríbalos e Ilirios, además de ejercer interinamente el gobierno mientras su padre sitiaba Bizancio.

A los 18, al frente de la caballería triunfa contra los Medas en la batalla de Queronea. Las relaciones tempestuosas entre sus padres hace que Filipo destierre a Olimpia a Epiro, quien partió con su hijo.

Al poco tiempo es asesinado su padre, el rey Filipo II, y le sucede Alejandro en el trono con tan solo 20 años, en realidad, la sucesión correspondía a su hermanastro Arrideo, hijo de Filipo y una bailarina, pero éste padecía una deficiencia mental que lo relegó de la lucha por el poder.
Nada más Alejandro comenzó su reinado debió hacer frente a una rebelión de las ciudades griegas, capitaneadas por Tebas y Atenas, que vieron en la muerte de Filipo la posibilidad de recuperar la libertad.
La campaña fue rápida y cruel, Alejandro arrasó Tebas y redujo a sus habitantes a la esclavitud, aunque perdonó a Atenas. Así se hizo nombrar general de los griegos, el mismo título que ya había ostentado su padre.

En el 334 a.C, a los 22 años, inicia la campaña militar por la que será más conocido: la conquista del imperio persa,  enemigo histórico de Grecia. Alejandro vence a las fuerzas del rey Darío III, su primer gran victoria, en la que 31.000 macedonios derrotaron a casi 80.000 asiáticos, más la guardia personal de Darío (los “10.000 inmortales”). En esta lucha fue ayudado por las ciudades griegas ahora vencidas, quienes vieron la oportunidad de derrotar definitivamente a su enemigo ancestral.

Conquista a otras regiones de Asia donde es recibido como héroe. Luego de pasar por Fenicia y Palestina parte rumbo a Egipto, que le abre sus brazos como a un verdadero libertador. Gobernará este país por un largo tiempo, fundando importantes ciudades como Alejandría. Respeta la religión egipcia y se autoproclama Faraón.
Tras un periodo breve de tranquilidad parte hacia el centro del poder persa para terminar su conquista. Cruza el Tigris y el Éufrates y se enfrenta nuevamente al rey persa en la batalla de Gagamela, donde 40000 soldados griegos derrotan a un millón de soldados persas. Después cae Babilonia y Sussa y somete hasta la misma capital persa, Persépolis. 

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Ruta de las campañas de Alejadro Magno

Luego decide partir y conquistar la India, como lo hizo su admirado dios Baco, pero sus generales estaban descontentos ya que sólo anhelaban retornar a sus hogares. A sus filas se unen efectivos persas e indios. A orillas del Hispades derrota al rey Poro; llega a Patala y organiza el regreso a su tierra de todo el ejército. En el camino se casa con otra Barsine, ésta, hija de Darío III, asesinada luego por Roxana antes de dar a luz a Alejandro IV. Se casa, también, con Parysatis, hija de Oco. Los años finales se caracterizaron por las constantes purgas que realizaba entre sus filas fruto de la paranoia que lo afectaba.

La crueldad de Alejandro y sus excesos acabarían con su vida. Una noche, tras una discusión insignificante, Clieto, su mejor amigo, fue asesinado por Alejandro al ser cuestionado sobre sus métodos. Los dos días en que supuestamente lloró encerrado por el hecho, seguramente no hayan lavado la sangre de sus manos. A su regreso a Sussa, “contrae fiebre” y muere a los 33 años de edad, en el 323 a.C. En realidad los pormenores de su muerte son motivo de divergencias históricas. Para algunos murió de paludismo o malaria; para otros de leucemia; y para muchos, envenenado por el mismísimo Aristóteles.

No sólo la causa de su muerte es un misterio sino también el lugar donde se encuentran sus restos, aunque la opinión mayoritaria coincide que se trata de Alejandría, donde personajes como Julio César y Calígula le rindieron honores póstumos.
Alejandro y Bucéfalo

Hasta su muerte en 323 a.C, Alejandro se esforzó por poner las bases de un nuevo orden mundial junto a su caballo Bucéfalo, en el que trató de integrar a pueblos tan diversos y diferentes en lengua, cultura y religión, bajo la égida de Grecia. Su temprana desaparición le impidió culminar su obra, de modo que ni siquiera pudo llegar a designar un sucesor, sino que su imperio fue repartido entre los distintos generales (los diáconos)
-Ptolomeo recibe Egipto;
-Antígono recibe Frigia, que controlaba desde 333 a. C., y obtiene además Licia y el Panfilia;
-Lisímaco recibe Tracia;
-Leonato recibe la Frigia Helespóntica;
-Peitón recibe Media;
-Peceustas recibe la Pérsida;
-Asandro recibe Caria;
-Atropates conserva la media Atropatenas;
-Eumenes de Cardia recibe Capadocia y Paflagonia a condición de conquistarlas.

Así se iniciaría una nueva etapa que los historiadores modernos han llamado Helenística, un gran proyecto de unificar Oriente y Occidente en un imperio mundial. para lograrlo Alejandro hizo que unos 30000 jóvenes persas fueran educados en la lengua griega y en las técnicas militares macedónicas. Fundó unas 70 ciudades, por todo el imperio, destinadas no sólo al ejército, sino a ser centros de difusión de la cultura griega. El griego se convirtió, entonces, en lengua universal.



Fuentes: AA:VV
             http://www.anmal.uma.es/

             

Comentarios

  1. Muy interesante la verdad. En una fuente leí que en una de sus guerras, en su primera victoria, que sus soldados estaban asustados por la superioridad del enemigo y Alejandro por la noche quema sus "naves" (barcos). Cuando despiertan le dicen lo que había pasado y éste les dice que él las había quemado y que si querían volver a ver a su familia y volver a su vida después de esa guerra, debían ganarla e ir en las naves de los enemigos.

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