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Hammurabi


Hammurabi
(«Hammu» significa «familia» en amorreo y «rapi» significa «grande» en acadio), Rey de Babilonia, fue el sexto rey de la primera dinastía amorrea de Babilonia, sube al trono de la aún modesta ciudad cuando tenía unos 25 o 30 años, en 1792 a.C.
Se calcula que 1785-1760a.C Babilonia se convierte en la principal potencia de la región, luego de haber heredado una Mesopotamia dividida.

Asentó un gobierno central en la ciudad de Babilonia, y se interesó sobre todo en la protección de sus fronteras. Supervisó personalmente la navegación, el riego, la agricultura, la recaudación de impuestos y la construcción de templos y otros edificios. Pero por encima de todas las cosas, Hammurabi es recordado principalmente por su codificación de las leyes que regían la vida babilonia, conocida como Código de Hammurabi. 
A su muerte sobrevino un período de anarquía en el que varios personajes, que aparecen mencionados como hijos de nadie -quizás haciendo referencia a su nula vinculación familiar con el rey-, se disputaron el trono. (-, 1750 a.C.) 

CONQUISTAS
Su reinado representó el ascenso de Babilonia y de los nómadas amorreos, que se habían instalado en la región, a una posición preponderante entre las ciudades de Mesopotamia. 
Hammurabi se dedicó a asegurar sus posesiones frente a las apetencias territoriales de la ciudad de Larsa y de su rey Rim-Sin, por lo que sus primeras campañas militares se orientaron hacia el sur. El séptimo año de su reinado, Hammurabi ya le había arrebatado a su rival dos de sus mas importantes posesiones: Isin y Uruk
Una vez consolidadas sus posesiones en el sur, el monarca volvió su atención en otras direcciones, y así, cuatro años más tarde se apoderó de las ciudades de Rapiqum y Shabili y realizó expediciones contra el país de Emutbal, al este de Babilonia. 

El poder de Babilonia se había incrementado de tal forma con la concentración de ciudades en su bando, que rápidamente se formó una coalición de ciudades del Tigris, para hacerle frente. En la guerra de los Dos Ríos, la coalición del Tigris fue derrotada y en el año 31 de su reinado, Hammurabi se autoproclamó rey de Sumer y Akkad, título que simbolizaba el dominio sobre Mesopotamia. Pero sus conquistas continuaron, derrotando a las ciudades de Mari, Malgium y Subartu (Asiria).

EL CÓDIGO DE HAMMURABI 
                                                              Museo de Louvre, París

Su obra legislativa culminó con el código que lleva su nombre, una compilación de leyes y jurisprudencia, que sirvió como modelo para muchos otros códigos posteriores. A pesar de su falta de originalidad, es un documento muy valioso para el estudio de la sociedad mesopotámica de la primera mitad del segundo milenio antes de nuestra era.

El Código es uno de los textos legales más antiguos de la humanidad. Todo inscrito sobre una gran estela de basalto, de 2,25 metros de altura, localizada en 1902 en Susa, al sur del actual Irán, por el arqueólogo francés Jacques de Morgan. El texto de lengua acadia y en escritura cuneiforme, consta de 2 columnas, 24 en la parte delantera y 28 en la posterior, que suman un total de 3600 líneas. Dentro de ese texto se incluye un prólogo del autor del Código, el rey babilónico Hammurabi en el que comenta su elección como rey y hace un repaso de su gloriosa carrera. 
En él se trataban temas como homicidios, ofensas de personas, delitos sexuales, robos, herencias, préstamos, alquileres, falsas acusaciones, situación jurídica de los esclavos, matrimonio e infidelidades, pago de impuestos, compra-venta de tierras y otros bienes.

Más de un siglo después de su descubrimiento, muchos historiadores se han preguntado sobre la auténtica finalidad de la estela de Hammurabi, si se trataba de un auténtico código legal que tuvo una aplicación práctica en la vida diaria de los súbditos del imperio, o si era sólo un elemento propagandístico sin valor  legislativo alguno.

Al analizar las distintas disposiciones y se las compara con distintas cartas del rey, se puede pensar que en realidad, más que leyes generales, el Código está compuesto por un conjunto de decisiones y sentencias del rey. En el epílogo del Código, el mismo monarca afirma: "Estas son las sentencias de equidad que estableció Hammurabi, rey potente, y que le hizo aceptar al País como conducta segura y dirección correcta".

Es significativo que en ningún lugar del Código se hable de "leyes", término que no existía en acadio, sino de decisiones reales o sentencias del rey. Esto no significaba que no hubiera justicia, sino que el concepto de norma era diferente al de la actualidad.  

Seguramente la intención de Hammurabi, a finales de su reinado tras cuarenta años de éxitos militares sobre todos los Estados vecinos (Mari, Asiria, Sumer, Acad) y después de haber impuesto el orden en el país a través de miles de sentencias particulares, era dejar un compendio de las principales y más justas de todas ellas, que sirvieran de modelo e inspiración en el ejercicio de la realeza para sus sucesores. 

Las numerosas copias que se hicieron del Código de Hammurabi a lo largo de los siglos en el mundo mesopotámico, daba muestra de una finalidad simbólica, mostraba la conducta perfecta de qué había que hacer cualquier rey, a partir de unas de las funciones más importantes, la administración de la justicia y de la equidad en nombre del dios del que emanaban ambos principios, Shamash, que con su luz iluminaba el sendero de al rectitud de su elegido, el rey, y éste el de su pueblo.

Constituyó un monumento que expresaba el respeto y admiración del pueblo por el gran monarca babilonio; un recordatorio de la necesidad de respetar el orden y la convivencia en comunidad, y de cumplir con los deberes y los derechos de todos los que compartían la vida en un mismo lugar.




Fuentes: 
           
     

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