APOSTADERO NAVAL DE MONTEVIDEO, PATAGONIA E ISLAS MALVINAS
En una nota anónima publicada en el diario El Día en agosto de 1973, sin mencionar la fuente, describe que el Barracón "estaba integrado por dos amplios locales laterales, de dos plantas, unidos en su frente sobre la calle por otro donde se disponía oficinas, cuartos de oficiales y cuerpo de guardia. En el medio quedaba un extenso patio de piso de piedra. Las puertas de los depósitos situados en la plata alta, daban a una angosta pasarela sobre la cual se disponían gruesos maderos provistos de roldanas y ganchos, aptos para facilitar el manejo de mercaderías en función de guinches." Esta descripción no solo es del barracón, sino que incluye confundiendo, a las instalaciones del Apostadero.
Las instalaciones del Apostadero Naval fueron un complejo militar no fortificado que ocupaba toda una manzana. Fue un edificio construido en etapas, reformando y reutilizando construcciones previas o agregando nuevas.
Se destacaban uno o dos galpones, conocidos como "Barracón de la Marina", que servían para mantener las naves de guerra, por ellos se conoce como "Atarazana"; también contaba con una especie de edificio de oficinas, para funciones administrativas y políticas. A su vez, había una construcción tipo barracas, que bordeaba tres de las cuatro lados de manzana, cerrando el predio.
Se destacaban uno o dos galpones, conocidos como "Barracón de la Marina", que servían para mantener las naves de guerra, por ellos se conoce como "Atarazana"; también contaba con una especie de edificio de oficinas, para funciones administrativas y políticas. A su vez, había una construcción tipo barracas, que bordeaba tres de las cuatro lados de manzana, cerrando el predio.
Solo han llegado al presente uno de los barracones y el cuerpo central del Apostadero.
Hoy se le conoce con distintas denominaciones: Atarazana, Barracón de la Marina, Almacenes de la Marina, Arsenal, Apostadero Naval, Aduana Vieja, Hospital de la Marina y Hospital del Rey.
UBICACIÓN DEL PREDIO
Cuando se funda Montevideo, las primeras seis cuadras de la nueva ciudad, fueron hechas por el Capitán de Ingenieros Domingo Petrarca en 1724, realizado de emergencia, para albergar las primeras familias que venían de Buenos Aires.
Si bien Montevideo no estaba habilitada como puerto comercial (regía el sistema de puertos únicos) la ubicación de estas manzanas sobre el desembarcadero ya anticipa el rol que va a desempeñar el puerto en el futuro de esta población.
EN 1726, llega un segundo contingente de pobladores, desde las Islas Canarias, por lo que el Capitán Pedro Millán, sumó 26 nuevas "quadras". Más tarde agregó una séptima, para incluir la capilla de los jesuitas. Pese a sus notables condiciones naturales Montevideo no fue concebida como ciudad puerto, sino como ciudad mediterránea, y eso es lo que intenta regularizar Millán.
Finalmente, en 1729, se realiza un tercer trazado para la planta urbana de Montevideo, a cargo de Domingo Petrarca, siendo las transformaciones más importantes, las relativas a la ubicación de la Plaza Mayor y edificios como la Iglesia y el Cabildo.
La manzana ocupadas por las instalaciones del Apostadero Naval no formaba parte de los trazados fundacionales de Montevideo, sino que se adicionó con posterioridad cuando la ciudad se expande a intramuros.
El Apostadero se ubica sobre la franja de de terreno entre la primer hilera de manzanas delineadas en 1724 y la bahía, a algo más de 100 metros aproximadamente del desembarcadero o "Puerto Chico". Ese terreno había permanecido a la Compañía de Jesús, y que entre el edificio y el espejo de agua (que antes de poner los rellenos llegaban hasta la rambla) se localizaba la Plaza de la Recoba del viejo muelle portuario.
DESARROLLO HISTÓRICO
Pasada la mitad del siglo XVIII, el interés de las potencias marítimas europeas por establecerse en el Atlántico crece tanto, que en 1764 el explorador Louis Antonine de Bougainville, en nombre del rey Luis XV, funda el puerto de Saint Louis en las islas Malvinas, considerándose la primer ocupación de ese territorio. Allí llegan pobladores de las islas Malouines, del que deriva el nombre actual. Con el Tratado de San Ildefonso, las posesiones son devueltas a España, cambiando el nombre a Puerto Soledad. Hasta ese momento los españoles no se habían establecido en las islas Malvinas.
En 1765, el comodoro inglés John Byron funda Puerto Egmond, reclamando las tierras para Inglaterra, pero en 1774 se retiran del lugar luego de un conflicto militar y diplomático con España.
Es entonces que los españoles llevan una flota al mando de Juan Ignacio de Madariaga, con seis unidades transportando cada una, además de tripulación, 260 soldados, haciendo escala en Montevideo.
La corona decide instaurar un sistema de guardias permanentes sobre las islas, destinando dos fragatas al puerto de Montevideo para custodiar las Malvinas, las que debían rotar alternadamente, mientras una patrullaba en las islas, la otra se aguardaba en Montevideo.
Otro frente de disputa eran los portugueses, acrecentado desde la fundación de Colonia del Sacramento en 1680. Pero a partir de 1767 los portugueses inician una serie de incursiones militares en el Río de la Plata, atacando hasta buques de guerra de la marina española en 1776, lo que provocará una gran reacción española.
Por un lado se creará el Virreinato del Río de la Plata, con su primer virrey Pedro Antonio de Cevallos, anteriormente gobernador de Buenos Aires. A su vez, el rey Carlos III organiza una gran expedición para reconquistar territorios, primero la isla de Santa Catalina y de allí a Colonia del Sacramento. Una vez reconquistada, se dirigen a Montevideo. La muerte del rey José I de Portugal, que lleva al trono a la hija del rey español, produjo la firma de un Tratado Preliminar de Límite, volviendo Colonia a los españoles.
El rápido apogeo militar del puerto de Montevideo, se vio favorecido a su vez, por la liberación del comercio, ya que el Reglamento de Libre Comercio de 1778, mantuvo el monopolio comercial español pero amplió el número de puertos en los que se podía comerciar a 13 de España y 24 en América incluidos los de Buenos Aires y Montevideo.
Gracias a esto, el tráfico marítimo y fluvial en las colonias se intensificó notablemente en el puerto de Montevideo, aún mayor que el de Buenos Aires, explicado por el orden geográfico, por el abrigo natural de la bahía, como por su ubicación en una zona más marítima que el de Buenos Aires, y de relativo fácil acceso.
El desarrollo del comercio trajo un gran crecimiento económico de Montevideo, gracias a las riquezas acumulados por los agentes comerciales, se sumará la creación dela Real Aduana de Montevideo en 1779.
Desde 1791 el puerto de Montevideo tuvo el monopolio para la introducción de esclavos en esta parte del continente.
CREACIÓN DEL APOSTADERO
En 1776, como parte de la estrategia de defensa de la costa Atlántica, la Corona crea el Apostadero de Montevideo, Patagonia e Islas Malvinas, que en 1778 extendió su jurisdicción al Golfo de Guinea, en las costas de África/
El Comandante Naval (quien regía el Apostadero) era prácticamente la segunda autoridad española en estas tierras.
Las primeras edificaciones en la manzana del apostadero que se tienen conocimiento, son los Almacenes o Barracón de la Marina, construidas entre 1750 a 1767.
El Barracón de la Marina era un depósito y taller de reparaciones navales al servicio de la pequeña flota española en el puerto de Montevideo y en el Apostadero Naval, por lo que servía a buques desplegados a lo largo y ancho del Atlántico sur. Por eso en algunas ocasiones se le denominara Atarazana.
En 1776, frente al inminente arribo de la expedición de Ceballos, con más de 100 naves y 9000 hombres, se decide construir un cuartel para alojamiento y que sirviera de base para la instalación del Apostadero Naval de Montevideo, Patagonia e Islas Malvinas. Para ellos se utiliza el predio del Barracón, estratégicamente ubicado por su proximidad al puerto.
En una nota anónima publicada en el diario El Día en agosto de 1973, sin mencionar la fuente, describe que el Barracón "estaba integrado por dos amplios locales laterales, de dos plantas, unidos en su frente sobre la calle por otro donde se disponía oficinas, cuartos de oficiales y cuerpo de guardia. En el medio quedaba un extenso patio de piso de piedra. Las puertas de los depósitos situados en la plata alta, daban a una angosta pasarela sobre la cual se disponían gruesos maderos provistos de roldanas y ganchos, aptos para facilitar el manejo de mercaderías en función de guinches." Esta descripción no solo es del barracón, sino que incluye confundiendo, a las instalaciones del Apostadero.
El Catastro de Capurro, realizado en dos etapas entre 1865, 1867 (Ciudad Vieja) y 1870-1871 (Ciudad Nueva) es un valioso documento, casi un siglo después de construido el Apostadero. Allí se evidencia el parcelamiento de la manzana realizada tras la Guerra Grande, y se ve un marcado proceso de sustitución tipológica y edilicia en un altísimo porcentaje de los predios, con amplio predominio de la casa estándar.
Se observa que el Barracón (reconocible por su posición inclinada respecto del borde de la manzana) tenía un largo mucho mayor que el actual, ocupando dos padrones. Seguramente, la sección posterior, hoy desaparecida, permaneció en pie por más de un siglo.
El Apostadero comenzó su existencia con gran agitación, pero la intensidad declinó rápidamente, con varios metros cuadrados de construcción sin uso, por lo que un sector de sus galpones fue adaptado hacia 1779, para instalar provisoriamente el Hospital del Rey u Hospital de la Marina.
Ya en junio de 1781, se realiza un proyecto para la construcción de un nuevo edificio para el Hospital del Rey y un cuartel para 800 a 1600 personas. Este proyecto ambicioso, es cambiado por uno más modesto.
USOS DEL APOSTADERO
Durante las invasiones inglesas, en 1807, el Apostadero pasó a ser utilizado por los capitanes, oficiales y marinos ingleses, que desde allí dirigieron su flota durante el tiempo que duró la ocupación.
Durante el período artiguista, en el edificio funcionaron las dependencias de la Aduana y Comandancia de la Marina, y se extendieron las primeras patentes a los corsarios al servicio de Artigas.
Durante la dominación portuguesa, se utilizaron las instalaciones como "alfándaga" (aduanas) donde se depositaban las mercaderías importadas, así como aquellas que eran confiscadas al enemigo. Ya por entonces el estado de conservación de los edificios era deficiente.
A partir de 1830, pasó a funcionar allí la primer Aduana de la República Oriental del Uruguay, ocupado hasta 1860, en que se le construyó el nuevo edificio, proyectado por Aimée Aulbourg, ubicado en el mismo predio de la Aduana actual, siendo destruido por un incendio en 1921.
El cuerpo sobre la calle Zabala fue ocupado en los primeros años de la república, por la Administración de Correos.
Durante la Guerra Grande funcionó como base de operaciones del Jefe Naval de Montevideo, José Garibaldi, para continuar funcionando como Aduana luego del conflicto. Debido a los problemas económicos por la guerra, el gobierno vendió la venta de parte de la manzana.
Con el transcurso del tiempo, en todos los predios se demolieron las construcciones coloniales que aún sobrevivían para construir nuevos edificios. Según el Catastro de Capurro, las construcciones de entonces era el de "casa de familia y almacén", con la excepción de tres padrones: uno destinado a herrería (contiguo al que hoy sobrevive) otro destinado a depósito de hierros (ocupado por la parte posterior al Barracón), y otro destinado a conventillos (estas edificaciones aún sobreviven)
Con el transcurso del tiempo, en todos los predios se demolieron las construcciones coloniales que aún sobrevivían para construir nuevos edificios. Según el Catastro de Capurro, las construcciones de entonces era el de "casa de familia y almacén", con la excepción de tres padrones: uno destinado a herrería (contiguo al que hoy sobrevive) otro destinado a depósito de hierros (ocupado por la parte posterior al Barracón), y otro destinado a conventillos (estas edificaciones aún sobreviven)
Ya en el siglo XX, distintos usos coexisten con el conventillo. Por ejemplo, durante años funcionó, en los locales al frente del edificio, la "Lechería Moderna". Fotos de la época señalan un cartel indicando "se alquilan piezas", la presencia de un quiosco de venta de cigarrillos, y según relatos, un taller de vulcanización de neumáticos para camiones. También funcionaron allí las oficinas y talleres del afirma Debitonto, vinculada al puerto de Montevideo.
El 19 de junio de 1963 un temporal derribó parte de la medianera y una pasarela que había sido agregada en algún momento. El edificio es declarado finca ruinosa y tapiado.
Por resolución del Poder Ejecutivo de 9 de noviembre de 1966, el edificio de Apostadero de la Marina fue adquirido por el Estado uruguayo y puesto bajo la jurisdicción del Museo Histórico Nacional.
RENOVACIÓN Y PRESERVACIÓN PATRIMONIAL
En la segunda mitad del siglo XIX, el predio y sus construcciones se fragmentan y privatizan, pero a mediados del siglo XX se concentran y estatizan los predios de la manzana.
Durante décadas hubo proyectos, tanto para demoler el Apostadero, como para incluirlo dentro de las visuales del lugar, como fue el proyecto del arquitecto César Martínez Serra, en el que creaban dos espacios libres, uno frente al edificio del próximo Banco Repùblica, y otro entre este y la Rambla Portuaria. Es por eso que se proyecta expropiar o comprar todos los padrones de la manzana entre las calles Piedras, Solís y 25 de agosto. Empiezan las compras en 1947, pero la mayoría pasan al dominio de la Intendencia Municipal de Montevideo, del Ministerio de Educación y Cultura y del Banco República.
En 1997 la Intendencia pone en venta los terrenos sin éxito, salvo el que contenía los restos del Apostadero. Finalmente son adquiridos por el Banco República para construir allí un edificio para su sede central.
Más recientemente, en 1999, se presenta ante el Ministerio de Educación y Cultura una "Propuesta Urbana Múltiple para la Revitalización de la Manzana" del apostadero naval, que impulsaba la creación de dos pasarelas y una amplia abertura vidriada; pero no llegó a concretarse, hasta la fecha.
Fuente: https://www.portal.brou.com.uy/institucional/el-banco/apostadero-naval-de-montevideo
Fotos Google
En la segunda mitad del siglo XIX, el predio y sus construcciones se fragmentan y privatizan, pero a mediados del siglo XX se concentran y estatizan los predios de la manzana.
Durante décadas hubo proyectos, tanto para demoler el Apostadero, como para incluirlo dentro de las visuales del lugar, como fue el proyecto del arquitecto César Martínez Serra, en el que creaban dos espacios libres, uno frente al edificio del próximo Banco Repùblica, y otro entre este y la Rambla Portuaria. Es por eso que se proyecta expropiar o comprar todos los padrones de la manzana entre las calles Piedras, Solís y 25 de agosto. Empiezan las compras en 1947, pero la mayoría pasan al dominio de la Intendencia Municipal de Montevideo, del Ministerio de Educación y Cultura y del Banco República.
En 1997 la Intendencia pone en venta los terrenos sin éxito, salvo el que contenía los restos del Apostadero. Finalmente son adquiridos por el Banco República para construir allí un edificio para su sede central.
Más recientemente, en 1999, se presenta ante el Ministerio de Educación y Cultura una "Propuesta Urbana Múltiple para la Revitalización de la Manzana" del apostadero naval, que impulsaba la creación de dos pasarelas y una amplia abertura vidriada; pero no llegó a concretarse, hasta la fecha.
Fuente: https://www.portal.brou.com.uy/institucional/el-banco/apostadero-naval-de-montevideo
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Excelente. Es necesario insistir para convertirlo en un atractivo turistico y parque tematico como esta en el proyecto que el Brou iba cumplir.
ResponderEliminarExcelente. Es necesario insistir para convertirlo en un atractivo turistico y parque tematico como esta en el proyecto que el Brou iba cumplir.
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